«Adiós», un cuento del venezolano Germán Pérez

El verano se despide, dejando atrás recuerdos de días largos y noches cálidas. Hasta el próximo año.

Por Germán Pérez

Ha llegado el día inevitable de pronunciarlo. No sé cuándo será el instante preciso, pero no queda otra salida. La temporada ha llegado a su fin, y con cada día que pasa, el adiós se hace más pesado, más doloroso. Intenté prolongar nuestro encuentro, estirar un poco más el hilo del tiempo, pero tú, caprichoso, decidiste que debía terminar así. Y ahora, no me queda más que decirte: adiós.

Mi alma llora en silencio, desgarrada por este momento amargo. Suspira al compás de la triste brisa que anuncia tu partida, mientras la sombra de tu ausencia se cierne sobre mí. Fueron tres meses de un romance que ardió como el fuego, y sin embargo, qué breve fue tu estancia. Te anhelé tanto, soñé con tu llegada, y ahora, tan pronto te veo partir. Confieso que cada instante en ti fue un deleite, una dicha incomparable.

Nada se asemeja a lo que vivimos. Con cada amanecer traías una sorpresa, más intensa, más luminosa que la anterior. Me hiciste reír, me hiciste vibrar, me hiciste sentir cada emoción como si el mundo ardiera en mis venas. Cada roce de tu presencia en mi piel era un destello de vida. Contigo, todo era un regalo, una aventura en la que cada plan era una explosión de posibilidades. Cuando llegaste, todos te recibíeron con los brazos abiertos, como si fueras un viejo amigo que trae consigo un sinfín de promesas.

Al principio, creí que nuestro romance sería eterno. Me acostumbré a tus días largos, dorados, que parecían no tener fin, a tus noches cortas, cálidas, llenas de pasión. Desde el primer rayo de luz hasta el último suspiro de la luna, eras mi musa, mi inspiración. Fuiste la chispa que encendió cada uno de mis días, el latido que marcaba el ritmo de mi vida.

Y ahora, sentado bajo esta tenue luz, solo me queda el recuerdo. No sé en qué momento empezaste a desvanecerte, a enfriarte. Cada día te siento más distante, y el frío que dejas a tu paso se cuela en mis huesos. No quiero que te vayas, pero lo has decidido. Tu luz se apaga y nuestro romance llega a su fin.

Las lágrimas que intento reprimir en mi alma luchan por escapar, pero no hay nada que pueda hacer. El tiempo ha dictado su sentencia. Te has ido, y yo quedo aquí, aferrado a los recuerdos.

Adiós, dulce verano, romance de días interminables y noches fugaces. Te despido con los más hermosos recuerdos, con la esperanza de que el próximo año nos volvamos a encontrar. Eres mi estación favorita, la que siempre trae consigo tantos momentos que deberían quedarse para siempre. Pero el tiempo no se detiene, y hoy, solo me queda decirte: adiós, cálido verano, adiós mi estación del año favorita. Espero que tras esta larga espera de 9 meses volvamos a encontrarnos.


Germán Pérez, profesional venezolano, trabaja el bienestar humano a través de las artes. Licenciado en Desarrollo Humano, ha potenciado la creatividad mediante el arte, el emprendimiento y la masoterapia. Además de escribir, ejerce como masoterapeuta y docente, promoviendo la salud y el crecimiento integral.


[Caracol de Tinta es un espacio de escritura pausada, reflexiva y sin prisas. Un refugio para la crítica cultural, las reseñas y las entrevistas con personalidad. Aquí exploramos la literatura y el arte con curiosidad, sin atajos y con la certeza de que lo importante no es la velocidad, sino la huella que dejamos].

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